La escritura automática es una forma de escritura en que no interviene la mente consciente, y lo producido es, o bien una expresión del propio inconsciente del sujeto, o bien la expresión de lo comunicado por una entidad externa (fantasmas, ángeles, demonios, o extraterrestres) por medios no físicos, o bien una mezcla de ambas cosas, ya con predominancia de una u otra.
La escritura automática se ha empleado básicamente en tres ámbitos: en la Literatura, en la Psicología, y en la comunicación con entidades espirituales o extraterrestres. En el primer caso, su uso nació con el Surrealismo, en el marco del automatismo, donde pretendía, según André Breton, expresar "el funcionamiento real del pensamiento, en ausencia de cualquier control ejercido por la razón"; en el segundo caso, los psicólogos todavía emplean la escritura automática como una forma para que el paciente exprese contenidos psíquicos reprimidos por su mente consciente, los cuales usualmente estarán enmascarados bajo ciertos significantes que el psicoanalista habrá de descifrar; por último, la escritura automática se ha usado desde muchos siglos para manifestar los mensajes de entidades espirituales o extraterrestres, pero su uso recién cobró gran fuerza en el siglo XX, donde se empezó a hablar de "mensajes canalizados" de ángeles (esto es del New Age sobre todo), se escribieron libros hechos bajo ese método como el Libro de Urantia, y apareció en la escena internacional el Espiritismo, creado por Allan Kardec a fines del siglo XIX. Ahora bien, este artículo se centrará en lo que es la escritura automática dentro del campo espiritista, pero en un sentido extenso, es decir, aplicable en general a las prácticas de comunicación con espíritus, sean efectuadas por espiritistas, o por canalizadores de ángeles, curiosos que quieren jugar a la ouija, o cualesquiera otros sujetos; sin embargo, cabe acotar que las teorías serán casi en su totalidad propias del movimiento espiritista.
Algunos autores dicen que las mujeres experimentan una incidencia mayor que los hombres en este fenómeno, porque ellas generalmente tienen más tejido conectivo que une los dos hemisferios cerebrales.
Los tres tipos de "escritura automática"
En el Espiritismo se suele emplear la expresión "escritura automática" para tres tipos de escritura mediúmnica; sin embargo, solo las dos últimas pueden considerarse como "escritura automática" entendiéndola según el concepto expuesto arriba, y solo la última puede entenderse como tal en la concepción espiritista del término. Esos tres tipos son los siguientes:
La escritura intuitiva
En este tipo de escritura, el aura del médium se cruza con el aura de la entidad emisora o comunicante. Dicha entidad comunica las ideas de forma vaga, general e imprecisa, sin tan solo una palabra concreta que dé cuenta de lo comunicado. Para que el lector comprenda de qué hablamos, esto es semejante a cuando uno va a cruzar la calle y, sin que aparezca una sola palabra en la mente, uno piensa que podría ser atropellado si cruza con el semáforo en rojo. Este es pues un tipo de pensamiento no verbal, que siempre puede expresarse bajo distintos ropajes verbales, pero que a su vez expresa algo definido, cuya complejidad puede ser grande o pequeña. Por todo lo anterior, se dice que en la escritura intuitiva el médium "percibe" las ideas, y posteriormente, con su propio vocabulario e inteligencia, las expresa por escrito; siendo así que, al hacerlo, media la mente consciente, y en consecuencia no se puede hablar de escritura automática, pues en esta última no interviene la mente consciente.
Según las palabras de Ramatis (una entidad espiritual que se comunicaba a través del médium brasileño Hercilio Maes): ‹‹La mediumnidad intuitiva, cuya manifestación no es palpable a la luz de los sentidos físicos, es más espiritual y menos fisiológica.... El espíritu desencarnado actúa directamente en el cerebro periespiritual del médium intuitivo, que más tarde transmite las ideas de su comunicante hacia el mundo material, valiéndose de su vocablo familiar para darle sus expresiones peculiares. De esa forma, el médium intuitivo tiene pleno conocimiento de lo que dice o escribe, siendo este tipo de mediumnidad el más generalizado entre los hombres››. En cuanto a qué es el periespíritu, éste es un cuerpo sutil, que no es el alma, que sirve de enlace entre ésta y el cuerpo físico, y conserva la forma del último.
La escritura semi-automática
A diferencia de lo que ocurre en la escritura intuitiva, en esta forma de escritura el médium recibe no solo la idea, sino las palabras que expresan la idea o, dicho de otra manera, recibe mensajes verbalmente expresados. Por esto, aquí el médium no tiene que desarrollar las ideas recibidas, no tiene que interpretar nada, no necesita involucrar a su intelecto-mente-consciente en la modelación de contenidos. Sin embargo, a su vez el médium está consciente de lo que escribe, pero solo en la medida en que lo va escribiendo. Es como si en la mente del médium fuesen apareciendo frases o palabras, aunque no pensadas por él, sino dictadas por la entidad comunicante, a causa de lo cual lo escrito no suele tener signos de puntuación, y evidencia que fue hecho con premura.
Cómo realizar la escritura automática
Ahora el lector ha de preguntarse cómo puede realizar la escritura automática para canalizar los mensajes de seres espirituales, ya sea que quiera contactar con su Santo Ángel Guardián como lo hizo el famoso Aleister Crowley y como hacen muchos de los canalizadores del New Age, o ya sea que quiera tomar el riesgo e intentar contactar con alguna entidad demoníaca para ver qué tiene ésta que decir a través de la escritura automática. Veamos pues las instrucciones que en general se dan:
Acompañado por personas que quieran hacer lo mismo que tú, o bien y preferiblemente solo al menos si se trata de tus primeros intentos, elije un lugar tranquilo y silencioso y entra allí para intentar la escritura automática.
Toma un bolígrafo y un papel blanco, colócalos en una mesa (con la punta del bolígrafo pegada al papel) y siéntate cómodamente en una silla frente a la mesa.
Ahora relájate (para este fin, puedes haber consumido teanina una media hora antes, ya que genera ondas alfa, propias de estados de meditación) y cierra los ojos, soltando los brazos, dejando que tu cuerpo fluya según te vayas relajando, aunque sin dejar de estar sentado en la silla (por eso es preferible un sillón con cosas para asentar los brazos). Respira profunda y lentamente, liberando tu mente de todo pensamiento, sobre todo de aquellos que conlleven miedo, ansiedad o deseo, más aún si esas emociones tienen como objeto a lo que puede suceder con los resultados de tu intento de escritura automática.
Habiendo dejado pasar unos quince minutos como mínimo, pregúntale al ente (preferiblemente tu ángel guardián...) si está contigo, y hazle preguntas sencillas ya que es la primera vez. Indícale que deseas que te dé las respuestas a través del bolígrafo, empleando tu mano, o a través de tu mente, dictándote lo que debes escribir; después toma el bolígrafo, relájate aún más, vacía tu mente de todo pensamiento, y espera sin ansiedad a que la entidad tome tu mano y escriba, o hable en tu cabeza dictándote lo que debes escribir...
Si has esperado mucho y nada ha pasado, no te frustres y vuélvelo a intentar, muchas veces más si es necesario; si la entidad ha tomado tu mano o ha empezado a hablar en tu mente, no te pongas nervioso ni analices lo que sucede ni piensen en absolutamente nada, simplemente fluye, escribiendo lo que habla la entidad, o dejando que ésta manipule libremente tu mano.